abril 2010


   

Autora: Pilar Ovejero

El 23 de abril se celebra en más de cien países el día del libro. Una fiesta en la que participan editores, libreros, autoridades diversas, bibliotecas y por supuesto,  autores y  lectores.  

Es una fecha significativa. Entre otras efemérides un 23 de abril fallecen (sgún la versión «oficial») Cervantes,  Shakespeare  y el Inca Garcilaso de la Vega.  La UNESCO  eligió este día para rendir un homenaje mundial al libro y sus autores, y alentar a todos, en particular a los más jóvenes, a descubrir el placer de la lectura y respetar la irreemplazable contribución de los creadores al progreso social y cultural (Más información en el portal de la UNESCO) . Nieves Concostrina (periodista de RNE),  en cambio dice que los de la Unesco no dieron ni una: Cervantes fallece un 22 y le entierran un 23, Shakespeare fallece el 23 pero de otro calendario, el juliano, y del Inca Garcilaso se cree que falleció entre el 22 y el 24. El «error» en la interpretación de fechas lo atribuye nada menos que a Victor Hugo.

La celebración del día del libro  tiene sus origenes en España  a principios del siglo XX. La idea original nace en Cataluña y  es de un  valenciano:  Vicente Clavel Andrés  (Más información en: http://www.diadellibro.eu). En Cataluña hay una bonita tradición este día:   enamorados y personas queridas se intercambian una rosa y un libro.

Desde aquí animamos a todos los jovenes, niños y niñas, mayores y personas en general  a que lean y a que visiten las las Bibliotecas. Cómo dice  la mascota de la Biblioteca Central de Cantabria: para aprender hay que leer.  

Autora: Dominique Lomba

Conocido y reconocido internacionalmente por su obra literaria, Miguel Delibes siempre manifestó su preocupación y su pasión  por  la naturaleza. Y no sólo lo hizo en su narrativa, sino también en discursos, artículos y  ensayos.

   

 

Con estas palabras expresó Delibes su forma de entender la relación del hombre con la naturaleza:    

«Todo cuanto sea conservar el medio es progresar; todo cuanto signifique alterarlo esencialmente, es retroceder». 

     “Un mundo que agoniza”, Miguel Delibes  

   

   

    

  

  

  

En La naturaleza amenazada : discurso de ingreso en la Real Academia y otros ensayos, Miguel Delibes habla del malentendido progreso y de la relación del hombre con la naturaleza, lo decisivo de su intervención y las consecuencias de su abuso. Al final del discurso Delibes refleja de forma rotunda su pensamiento y su postura: «Si la aventura del progreso ha de traducirse inexorablemente en un aumento de la violencia y la incomunicación; de la autocracia y la desconfianza; de la injusticia y la prostitución de la Naturaleza; del sentimiento competitivo y del refinamiento de la tortura; de la explotación del hombre por el hombre y la exaltación del dinero, en ese caso, yo gritaría ahora mismo, como una conocida canción americana: ¡Que paren la Tierra, quiero apearme!» 

   

   

La Tierra Herida: ¿qué mundo heredarán nuestros hijos aborda los problemas ecológicos a los que se enfrenta el planeta en el siglo XXI: el cambio climático, la desertificación, la desaparición de especies, la escasez de recursos básicos como el agua, la contaminación del medio ambiente, el deshielo de los polos y el peligro de la subida del nivel del mar. ¿Estamos a tiempo de cambiar el curso de los acontecimientos? ¿podremos  frenar la degradación del planeta? 

  

Ilustración de J. R. Sánchez en "Un mundo que agoniza"

  

En Un mundo que agoniza ,  Delibes no sólo se manifiesta como el testigo excepcional y afinado de ese mundo que agoniza: el rural de la cultura campesina y el mundo natural en el que aquella de desenvuelve, sino también como  un agudo crítico de los desmanes ecológicos. Este libro, con unas maravillosas ilustraciones de José Ramón Sánchez, denuncia la actuación del hombre en la naturaleza pero también ofrece esperanza, solución, posibilidad de frenar: “El hombre de hoy usa y abusa de la Naturaleza como si hubiera de ser el último inquilino de este desgraciado planeta, como si detrás de él no se anunciara un futuro” 

   

Ilustración de J. R. Sánchez en "Un mundo que agoniza"

  

   

Aunque Delibes fue un cazador y pescador entusiasta,  abandonó la caza mayor por convencimiento y siempre defendió la sostenibilidad de la caza menor. La visión de la caza como una actividad que conllevaba la conservación del medio y la caza natural, no de piezas criadas en granjas, se manifiesta en muchas de estas obras. En 1972, anticipándose a la Conferencia de Estocolmo sobre el Medio Ambiente Humano publicó el ensayo La caza en España  en la que advertía sobre los peligros del deterioro ecológico en nuestro país, tanto en relación a la desaparición de hábitats y ecosistemas valiosos como a la extinción de especies. 

  

 

  

  En La naturaleza en peligro : causas y consecuencias de la extinción de especies, Miguel Delibes de Castro, hijo  de Miguel Delibes y coautor en «La tierra herida«, también nos habla de la forma en que nos relacionamos con la naturaleza, poniendo  el acento en los motivos por los que actualmente existen tantas especies en peligro de extinción.