«Por cada teoría proscrita elevada a la respetabilidad por una revolución científica ha habido miles de teorías insensatas condenadas para siempre a morder el polvo».

                                                           Martin Gardner

 

De vez en cuando salta en la prensa algún titular sobre un nuevo descubrimiento que luego es desmentido y denunciado. La ciencia, a veces, también quiere titulares impactantes y éxito fácil y  son numerosos los casos de fraude científico que han tenido un gran eco en los medios de comunicación. Tenemos en la biblioteca algunos libros muy interesantes de divulgación que abordan el tema de forma amena y rigurosa.

 

   En Anatomía del fraude científico  Horace Freeland Judson   denuncia el peligro de  las falsificaciones y los plagios de profesionales de la ciencia cuyos datos deberían ser sagrados y cuya veracidad damos todos por descontada. Tras establecer una tipología del fraude científico el autor analiza un gran número de casos descubiertos en los últimos años (como la falsa clonación del embrión humano por el científico coreano Hwang Woo-suk ) y la necesidad de dar respuestas urgentes, tanto en el terreno académico como en el legal, a la deshonestidad académica. “Desconocemos cuál es la incidencia del fraude científico. Hasta el momento, sin embargo, nadie ha expuesto método alguno que permita medirlo de un modo fiable. En consecuencia, no nos queda más remedio que basarnos en lo que se ha bautizado como anécdota

 

 

El excelente divulgador Carl Sagan también se interesó por los engaños en la ciencia y alertó de sus peligros. En su libro El mundo y sus demonios, Sagan desenmascara las abducciones por extraterrestres (es divertidísimo leer cómo dos viejos campesinos logran engañar a tanta gente creando y cambiando las formas geométricas de sus cultivos para hacer creer que eran obra de extraterrestres), el fraude de los curanderos, la cara de Marte… entre otras muchas falacias.

 

 

  

 En  Lo bueno, lo malo y lo falso Martin Gardner nos ayuda a reconocer algunas de las especulaciones  y de los fraudes que se ocultan detrás de  la parafísica, o de ciertas  pretensiones científicas como el fenómeno de Uri Geller. También denuncia que teorías tan respetables como las referidas a los agujeros negros o a las catástrofes puedan ser objeto de tratamientos eminentemente sensacionalistas. Analiza el caso de Velikovsky, autor de una obra que causó sensación al publicarse y fue muy aplaudida en su momento. Esta  obra está llena de datos que respaldan la teoría de que un cometa gigante había pasado cerca de la Tierra en dos ocasiones.  Una de ellas fue cuando Moisés extendió su mano y dividió las aguas del Mar Rojo.

 

 Gardner piensa que, aunque los editores tengan parte de culpa, la causa principal del éxito de la pseudociencia es la demanda de noticias sensacionalistas por parte de un público dispuesto a creerse casi todo. Y se pregunta si estos autores son embusteros profesionales en busca de dinero fácil y fama, o, en realidad, se creen sus teorías.

 

    El asunto Sokal es uno de los engaños más escandalosos. El físico Sokal envió un falso artículo científico a una prestigiosa revista de humanidades lleno de falsedades científicas pero aparentes. El día de su publicación apareció otro artículo suyo  en otra revista desvelando el engaño y denunciando la facilidad de publicar en prestigiosas revistas científicas teorías absurdas y carentes de sentido, siempre que haya una buena mezcla entre palabras técnicas y frases aparentemente correctas,  aunque el conjunto carezca de lógica. http://es.wikipedia.org/wiki/Esc%C3%A1ndalo_Sokal

 

 En Plastic Fantastic se cuenta otro  de los grandes  fraudes científicos en física. Entre 1997 y 2002 el joven científico alemán J. H. Schon que trabajaba en los laboratorios Bell se dedicó a publicar resultados experimentales falsos sobre el comportamiento electrónico de materiales de carbono (no silicio, como en la electrónica estándar). De ser correctos los resultados hubieran tenido un enorme impacto en la fabricación de semiconductores, láseres… etc. Por eso, cuando su fraude fue descubierto, la comunidad científica reaccionó con rapidez y dureza, borrándole literalmente del mundo científico.

 

  

Cold fusión: the scientific fiasco of the century  de John R. Huizenga habla también del fraude de la fusión fría. Hace unos años dos científicos- Martin Fleischmann y Stanley Pons- se hicieron famosos de la noche a la mañana  porque anunciaron el descubrimiento de la fusión fría. El experimento no se ha podido reproducir a pesar de los intentos realizados en todo el mundo. Hay incluso controversia acerca de si teóricamente esta posibilidad existe.  

 

 

Mención aparte merece el engaño que pretende mezclar o disfrazar las creencias religiosas de evidencias científicas. Es el caso que analiza El creacionismo, ¡vaya timo! : carta a un crédulo  de Ernesto Carmena, libro que analiza  el carácter pseudocientífico de esta creencia y  la inquietante expansión de esta teoría. 

 

 

 El darwinismo y la religión, de Gabriel Andrade,  también  aborda este tema  en uno de sus capítulos,  resaltando que “Darwin nunca pretendió explicar el origen del universo, ni siquiera de la vida. Solo se limitó a explicar el origen de la diversidad de la vida”.